Ediciones Rilke.
Madrid,
otoño 2025
125 páginas
Un alma milenaria
mira el otoño. Este y todos los otoños, y descubre que es una de sus hojas,
de las que se sueltan y vuelan. Ella, el alma, escribe que ha borrado su
reflejo, que es un vació largo como el mar y profundo como el horizonte.
Ella, el alma, se llama Yoanna Mojón y su poesía expande una niebla tan intensa
como el puro existencialismo. En cada uno de sus versos se desboca una emoción
que el pensamiento embrida: El silencio es negro, la noche miente.
Contienen la energía intensa de una misteriosa sabiduría: Sé que los barcos
vuelan, la ciudad hay que acunarla. A las doce y cinco hay gatos que se creen
mariposas.
Ya el índice del
poemario, que presenta una estructura cronológica -los meses del otoño- y una
nomenclatura cromática -los matices del color-, nos prepara para explorar un
universo de estados internos con una carga simbólica vinculada a los colores
del otoño y a la experiencia subjetiva de la autora.
La voz poética de
Yoanna explora la percepción desde la emoción, detecta la identidad en la
multiplicidad. Pesca la contradicción en medio de una atmósfera inquietante. Toda
la obra es un viaje atravesando las simas del Caos, la noche del Yo y el
temporal que arrecia bajo la piel. Yo soy la palabra, la poeta, la poesía…
Soy la bala, el gatillo y el agujero. Tras una declaración de
vulnerabilidad y un reto ante el mundo, la poeta se transmuta, se redescubre: Sé
que soy mar, pero es inevitable que quiera ser su olor, su textura y su danza…
Que quiera sentirme su amplitud y quién sabe si abrazarte con ella.
La poeta recurre
al simbolismo para hablarnos de una humanidad quebrada y situar al lector ante
el dolor colectivo de la sociedad moderna. Hay gente gritando en las
ventanas, el fuego borrará su historia / Tiro del poema, está enredado / Siento
el miedo en la nuca y mis ojos curiosos. Hace tiempo que el mundo vive sin
tiempo / Por eso a las 10 de la mañana la gente corre por la calle a todas
partes. Pero la poeta nunca nos deja solos: Estoy asustada en este
tiempo tan quieto. Estoy latiendo con soltura en este otoño raro
Versos cargados de
poesía visceral y críptica, osada e intuitiva, hermanada con las fórmulas de
Alejandra Pizarnik o Silvia Plath. Una crónica de la batalla interna por
dilucidar si volar o hacer pie en un mundo desconcertante. Hay otro escalón
o bajar cayendo hasta la realidad… Esta intensa lucha nos implica en una
lectura tan desafiante como reveladora. Estallo y soy mil partes de nada,
expresa con claridad la disolución de la persona, la fragmentación de la
identidad, pero también la libertad de aceptar ser múltiple y cambiante.
La poeta Yoanna no
renuncia a dibujar lo cotidiano con pincel surrealista, y encuentra belleza en
lo efímero, en lo escurridizo. Y se deja llevar por el flujo del agua, obviando
el miedo, hallando una dimensión casi onírica, donde el horizonte es rosa,
es de fresa, es tan largo...
A través de
imágenes asombrosas y una escritura audaz, la autora desafía las fronteras de
la realidad y de la percepción, invitando al lector a navegar en aguas
desconocidas, donde la poesía no solo refleja el mundo, sino que lo transforma.
Porque estamos ente una obra bella, inquietante, profunda y poderosa que nos
impele a reflexionar sobre la naturaleza fluida y compleja de la existencia
humana. Y, desde esa reflexión, la poeta nos propone afrontar con osadía el
reto del ave Fénix: Me toca aun temblando levantar el castillo de naipes /
Me toca pegar mis pedazos sin que queden grietas, mirarme al espejo y volverme
a encontrar / Y volver a creer en mí, ahora también por todas.
Ver en la revista LAS NUEVE MUSAS
