Hay un pueblo que flota
en nuestra conciencia.
Hay un pueblo que flota
en el mundo, en este planeta, en las autopistas, en las estaciones
intermodales, en las esquinas de las ciudades junto a los anuncios de telefonía
móvil, muy cerca de las nuevas catedrales en forma de banco y multinacional.
Hay un pueblo que flota
en nuestra época.
La época en que los
mendigos dicen la verdad aunque nadie en este mundo los vea, y los presidentes
compiten por engañar a millones y millones de ciudadanos en los picos de share o cuota de audiencia.
Hay un pueblo que flota
porque no encuentra tierra bajo sus pies.
Flota porque todos fueron
ahuyentados como ratas. Fumigados. Descabezados.Flotan porque todos
tienen miedo. Porque tienen hijos. Porque tienen hambre. Porque tienen fe.
Porque tienen vergüenza. Porque tienen lágrimas. Porque tienen años. Porque
tienen derecho. Porque tienen dignidad.Flotan porque no son
ladrones. Porque no son carroñeros. Porque no son asesinos. Porque no son
iluminados. Porque no son dioses de barro. Porque no son muñecos de trapo.
Y no saben mentir como los
presidentes. Y no necesitan Olimpo como los dioses. Y no quieren matarse como
depredadores.