viernes, 7 de mayo de 2021

VERDE PEZ BURBUJEANTE

(De: Entretanto, en algún lugar. Ángela Mallén.
El Desvelo Ediciones, 2020)
https://eldesvelo.es/producto/entretanto-en-algun-lugar/

 

 

Fue justo en aquella larga noche de finales de junio cuando sentí la llamada del mar. Si esto te ocurre, y ocurre pocas veces, es prácticamente imposible ignorarlo. Quien haya pasado por esta situación, me comprenderá.

A pesar de mi carácter taciturno e irresoluto, en cuanto amaneció -era un día de cielo limpio como si la creación acabara de estrenarse en exclusiva para mí-, me puse manos a la obra: preparé un par de bocadillos de queso con tomate, un par de piezas de fruta bien lavada y un botellín de agua fría. Lo puse todo dentro de la nevera pequeña y me fui andando hasta el puerto. No llevaba móvil ni otras zarandajas; sólo íbamos mi neverita y yo. La casa de alquiler donde estábamos pasando el verano no quedaba lejos del embarcadero, a unos veinte minutos a pie. Aquella era una zona muy turística, donde podías encontrar pintorescos pueblos con sabor medieval para dar paseos placenteros y calas paradisíacas donde tomar un buen baño tranquilo. Eugenio y yo solíamos recorrerlas por las mañanas, bien temprano, o ya a la caída de la tarde. Todo el santo día íbamos en bañador. Yo llevaba un pareo como máxima indumentaria, y el sombrero para proteger la cabeza. Unas vacaciones como es debido.

Cuando llegué aquella mañana al embarcadero, estaban los pescadores preparando sus barcas y aparejos. Yo no tengo idea de las artes de pesca, como tampoco me interesa nada que tenga que ver con la caza. No me gustan los ojos alerta de los cazadores ni las manos rudas del pescador. Procuro ahorrarme el olor de la sangre y la mirada muerta de los animales. 

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