“EL CAMINO DE LAS VERDADES”, LápizCero
ediciones. Jorge Girbau Bustos. Ilustración Varenka Girbau.
Jorge, George, ha escrito un
libro de verdad. Para leerlo hay que seguir un camino que se llama de las
verdades. Y como dijo Leibniz, Guillermo, existen dos clases de verdades: las
de la razón y las de hecho.
Todo eso está muy bien, pero lo
mejor de todo es leer este libro siguiendo o no los caminos, puesto que todos
los caminos llevan a un laberinto interior.
El libro termina en una
contraportada que es un fragmento del prólogo escrito por María José, Pepa –la musa
de Jorge, George-, donde ya empieza el lector a estar contento por tener este
libro entre las manos, este camino de caminos que se bifurcan. Dice Pepa que “el
tiempo está hecho de átomos y de hierro, de ese átomo que se convierte en amor…
y de ese hierro que se ha forjado en el mar”.
El camino es un libro de viajes: Inglaterra,
Galicia, Segovia, Madrid, Vitoria…, un libro de equipajes y de bagajes: el
amor, la reflexión, la razón pura y la razón práctica. Está hecho de objetos
cotidianos: pérdidas y encuentros, alegría y tristeza, yin y yang. Está escrito
por un hombre despierto a su mundo y abrazado a su gente.
Un libro me parece bueno cuando
escribirlo o leerlo es como vivirlo. Al leer este libro lo he vivido, como
Jorge lo vivió escribiéndolo. La palabra poética no debe adulterar la verdad,
sino engrandecerla con el filtro de la emoción y de la imaginación.
Jorge enamorado: Mi pijama olía a tu pijama / mientras dormíamos,
/ mi pijama olía a tu pijama / mientras el frío cubría la ropa. / Pepa dormida
es como un glóbulo rojo…
Jorge enfadado: Rompemos el cuello a las aves… / sólo porque
vuelan alto…
O triste: este
poema tirita / y no tiene bufanda. / Este poema llora, llora y llora…
Jorge en casa: En el
suelo de la calle Santa María / están las nubes que han sido viajeras / desde
el cielo hasta nuestra casa…
Dejándose llevar: Creamos nuestro propio Támesis / de aguas
verdes y esperanzas / y mientras lo veíamos más nos queríamos…
La VERDAD, Jorge, no esperaba
menos de ti. Buena suerte, caminante
Jorge.