La escritura es una
prolongación del corazón, las branquias, la mente y el sistema nervioso. Es confidencia, revelación, perdón, reivindicación, exploración, composición, música y silencio.
¿Qué estás
escribiendo? Me preguntó un familiar hace ya mucho tiempo. Un poema
–respondí- y en ese momento sentí pudor, sorpresa, orgullo, vergüenza; sentí que el familiar me percibía levemente distinta, algo
oscura quizás, inquietante cara al futuro. Leí en su cara todo lo que no me estaba diciendo y, a su vez, me parecía que el familiar obviaba mis
sentimientos. El acto de escribir "literatura" no tiene un origen "palpable" como una carta, un informe, un ejercicio; se trata de un material proveniente del alma, la imaginación, la mar océana, el espacio intergaláctico. El
familiar no me dijo “léeme ese poema”, (que era lo que yo estaba deseando, y temiendo). Se
desinteresó de mi deseo, mi miedo, mi magia y mi pudor. Yo seguiría escribiendo
entonces, luego, y hasta hoy. Cada vez que escribo me vuelvo
pudorosa, orgullosa, vulnerable, sincera, rebelde y alienígena. No he dejado de temer
y desear un lector para mi poema, un familiar que me diga: “léemelo”. Pero no lo escribo para él. Voy a buscar mi "pieza" como se busca un remedio que te cure, una mariposa que nunca cazaría, un pez que se deje acariciar. Como se interpreta un mancha en la pared. Como se achica una barca que se hunde. Como se acicala a un cadáver querido. Lo mismo que trabajan en sus tesis los matemáticos y los astrólogos, trabaja el escritor; tiembla, se concede el placer de experimentar en su interior lo que está fuera: lo que no es “uno mismo” pero se deja asimilar, transmutar y
experienciar.
La Literatura no se ocupa de la verdad, sino de las certezas.
.La verdad existe, es, sucede, se da, con conocimiento o sin él; con justicia o sin justicia; ajena a nuestra interpretación.
.La verdad es colectiva; es un bien común que se intuye, se alcanza, se vive y los científicos la persiguen.
.La verdad nunca es lo que se cuenta, porque entonces, si se cuenta, ya es una interpretación.
.La literatura es una interpretación de la verdad. El escritor cuenta su certeza.
.El lector no debe pedirle a la literatura verdad, pero sí exigirle certeza.
.El trabajo del escritor no consiste en verificar, pero sí consiste en cerciorarse. No escribir ni una coma sin antes cerciorarse: sin aplicar un foco de luz fría y corazón caliente sobre la realidad y la verdad.
.Sobre estas notas baso mi hipótesis de trabajo: soy una mujer fragmentada, en busca de su certeza y también del valor para compartirla.
¿De qué se ocupa la Literatura?
La Literatura no se ocupa de la verdad, sino de las certezas.
.La verdad existe, es, sucede, se da, con conocimiento o sin él; con justicia o sin justicia; ajena a nuestra interpretación.
.La verdad es colectiva; es un bien común que se intuye, se alcanza, se vive y los científicos la persiguen.
.La verdad nunca es lo que se cuenta, porque entonces, si se cuenta, ya es una interpretación.
.La literatura es una interpretación de la verdad. El escritor cuenta su certeza.
.El lector no debe pedirle a la literatura verdad, pero sí exigirle certeza.
.El trabajo del escritor no consiste en verificar, pero sí consiste en cerciorarse. No escribir ni una coma sin antes cerciorarse: sin aplicar un foco de luz fría y corazón caliente sobre la realidad y la verdad.
.Sobre estas notas baso mi hipótesis de trabajo: soy una mujer fragmentada, en busca de su certeza y también del valor para compartirla.
El frágil espejo del lenguaje
“Lo
que más me importa en este mundo es el proceso de la creación. ¿Qué clase de
misterio es ese que hace que el simple deseo de contar historias se convierta
en una pasión, que un ser humano sea capaz de morir por ella; morir de hambre,
de frío o de lo que sea, con tal de hacer una cosa que no se puede ver ni tocar
y que, al fin y al cabo, si bien se mira, no sirve para nada?”
(Gabriel García Márquez)
La literatura no necesita servir para nada, sin embargo sirve -como todo acto- para algo. La causa tiene su efecto y la acción, su consecuencia; incluso el vuelo de una mariposa en el frágil espejo del lenguaje. Siempre que no identifiquemos el verbo “servir” con servidumbre ni con utilidad determinista, escribir “sirve” para cuestiones que no deberían ser negociables ni utilitaristas. Sus efectos son evidentes.
La
literatura sirve para ejercer un derecho:
“Yo
tengo derecho a querer ver una flor que anda o un rebaño de ovejas atravesando
el arcoiris”. (Vicente
Huidobro).
...Para
practicar la firmeza:
“La
poesía es una forma de resistencia”. (Juan Gelman)
...Para
fomentar la especulación y/o mover la realidad:
“(La
poesía) sirve para reflexionar acerca de si las piedras hablan o si la luna
es medicina para el mal de amores... Con la poesía podemos cambiar la tarde de
lugar...” (Octavio Paz)
...Para
desempeñar una función intransferible:
“El
trabajo de un poeta es nombrar lo innombrable, señalar fraudes, elegir un
bando, iniciar discusiones, moldear el mundo y evitar que se vaya a dormir...”
(Salman Rushdie)
...Para
desencadenar la dialéctica:
“Hay
dos especies de poetas -decía
Oscar Wilde-. Los primeros
aportan las preguntas; los otros, las respuestas. Hay obras que esperan y que
no son comprendidas durante mucho tiempo; traen respuestas a preguntas aún no
formuladas”
...Para
redefinir “barbarie”:
Theodor
W. Adorno escribió: “después de Auschwitz, escribir un poema es un acto de
barbarie”. Quince años más tarde, al leer la poesía de Celan, rectificó su
sentencia y escribió que el sufrimiento perenne tiene tanto derecho a
expresarse como el torturado tenía el derecho a gritar, y que por esa misma
razón él se había equivocado. Los críticos literarios debieron admitir
que dos de los mejores poetas alemanes contemporáneos, Paul Celan y Nelly
Sachs, eran judíos alemanes.
...Para
dejar un rastro de fuego:
“Para
nosotros es una suerte —explicaba Szondi una tarde de diciembre de
1967— que Celan haya escrito en alemán algunos de los poemas más
hermosos de la mitad de este siglo. Esos textos no son sino una cicatriz que no
se cierra: la cicatriz de nuestro tiempo. No niegan la dignidad del miedo, ni
el consuelo de la confianza. Es la suya una poesía ardiente, brotada de la vida
y el diálogo del hombre con el mundo. En sus poemas brillan los nombres de las
cosas, aparecen diáfanas las plegarias y los colores cobran una existencia
prodigiosa. Resucitan las víctimas, se afanan los sobrevivientes y dicen su
misterio antiguas teogonías hebreas. Hay amapolas y memoria, urnas y arena,
tallos y lámparas. Todo un universo hecho con las manos llenas de dolor y el
alma interrogante. Celan es un poeta que ha dejado un rastro de fuego en la
lengua alemana.”
La
literatura sirve para añadir planetas, para que se abran ojos, para encender las
flores, para prolongar un sueño, para redefinir al héroe, para encontrar
hermanos, para que las sirenas escuchen, para que las conciencias despierten,
para que los niños se duerman...
Aunque
sí es un misterio que escribir se convierta en una pasión, que un ser humano
sea capaz de morir de hambre, de frío o de lo que sea, con tal de hacer una
cosa que no se puede ver ni tocar.