La palabra no es de nadie y es de todos. Nos llena y nos vacía. Nos une
y nos individualiza. Cada palabra contiene un pasado, construye un puente e
inventa un porvenir. La palabra conserva potencia bélica y poderes curativos.
Roza nuestros labios, conoce el camino a nuestro corazón. No arrojemos las
palabras como proyectiles, juntémoslas como pedacitos de espejo que reflejan los mundos. La
palabra nos hace crecer delicadamente, como crecen los lirios de agua.
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Diego Rivera |